«Somos vampiros»
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Data:
14.06.2004
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Iturria:
elcorreiodigital.com
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LA VISTA. Cristina fuma una base de cocaína en un portal de la calle Cantera. / LUIS CALABOR
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La narcosala de Bilbao -pionera en Euskadi- cumple medio año, pero muchos toxicómanos aún consumen en la calle debido al cierre temprano y a la prohibición de fumar droga en el interior
AINHOA DE LAS HERAS/BILBAO
«Ser drogadicto es una maldición. Estamos todo el día pateando y el cuerpo ya no puede más. No me dejan entrar en la narcosala a fumar y si consumo en la calle tengo que estar pendiente de si vienen "los hombres de rojo" (por los policías), de los vecinos o de si aparece un niño mientras "cocino" la "coca" con amoniaco». Cristina, de 37 años, lleva ocho «enganchada», primero al "caballo" y ahora a la cocaína. No se inyecta, la fuma, como una buena parte de los toxicómanos que pululan por Bilbao.
Las formas de consumo de las drogas duras también varían en función de las modas. En la actualidad, los "picos" de heroína están siendo paulatinamente sustituidos por los de cocaína y las bases ("coca" cristalizada que se fuma). También está en boga la mezcla de ambas sustancias -el llamado "speed-ball"- que compensa los dos efectos. De hecho, el primer balance de la sala de consumo desveló que más de la mitad de los usuarios se inyectaban cocaína frente a la tradicional heroína en vena, que resultó ser minoritaria.
Cristina acumula ya tres multas de 301 euros (50.001 pesetas), lo mismo que se gasta a diario en droga. Se las ha puesto la Ertzaintza por consumir en la vía pública, pero es que a veces no tiene «más remedio». Necesita su dosis unas «14 o 15 veces al día» para liberarse del síndrome de abstinencia y la narcosala de Bailén sólo permite el consumo por vía intravenosa, a diferencia de algunos locales de Ginebra o Madrid. El veto a los fumadores y el horario -está abierta de once de la mañana a seis y media de la tarde- deja en la calle a muchos potenciales visitantes.
Dos periodistas de EL CORREO fueron testigos el pasado miércoles de cómo varios toxicómanos se drogaban en plena calle Cantera, junto a Cortes. Los dos ojos del puente de San Antón, las escaleras de la Merced y la antigua estación de la Naja siguen siendo "picaderos" al aire libre de la ciudad.
La sala de venopunción, que gestiona la ONG Médicos del Mundo bajo el auspicio del Gobierno vasco, la Diputación vizcaína y el Ayuntamiento de Bilbao, abrió sus puertas el pasado 25 de noviembre de 2003, hace ahora medio año, a caballo entre el centro de Bilbao y el "supermercado" de la droga de San Francisco.
El local, pionero en Euskadi, nació con vocación de ofrecer a los yonquis un techo donde inyectarse de una forma segura e higiénica. En general, ha sido bien acogida por los toxicómanos, aunque no faltan las sugerencias o críticas. Las más importantes hacen referencia a la ampliación del horario y a las formas de consumo.
Estas restricciones alejan de la narcosala a adictos como Cristina. «Somos vampiros y perennes. Empezamos a buscarnos la vida a la hora de comer y, algunos días, a las seis aún me estoy levantando. Por la mañana hay muy pocos yonquis por ahí», explica la mujer, que estudió hasta cuarto curso de Químicas y uno de Azafata y Relaciones Públicas antes de caer en el abismo de la droga. «Busco lugares cerrados donde no dé el viento, porque sino la "base" se la fuma el aire». Ella sería una cliente casi segura y habitual si le permitieran la entrada.
Enganchados al ritual
Algunos utilizan la narcosala exclusivamente para intercambiar las jeringuillas los fines de semana. Otros se quejan incluso del exceso de celo de los trabajadores. «Parecen la Gestapo, no te dejan preparar el filtro o llevártelo después, ni dividir la bola si la has comprado a medias con alguien», protesta un usuario. «Es sólo una "persianilla", un esparadrapo para una herida que sigue sangrando. Reconocemos que somos un cúmulo de problemas, pero si hacen algo que lo hagan bien ¿no? Para tener un cobijo, tomar un café o ducharnos ya tenemos Hontza, que abre de madrugada, o la comisión antisida, que cierra a las ocho».
Pero sólo en Bailén pueden encontrar asistencia sanitaria inmediata en caso de sobredosis o cualquier otra mala reacción. Como bien sabe Cristina, «algunos traficantes son tan miserables que se ahorran la prueba (un poco de droga gratuita) y no saben ni lo que te venden. Pero tienes que comerte el coraje».
-«Perdonad, ¿podéis esperar diez minutos mientras me preparo una base? No aguanto más, tengo que quitarme el mono. Si queréis hablamos luego». La mujer interrumpe la conversación con los periodistas. Carcomida por años de adicción, la toxicómana confiesa que «no hay nada peor que un mono». Le asquea su vida y sueña con cambiarla algún día. «Así no puedo seguir mucho tiempo. De momento me estoy castigando, es una especie de penitencia que me impongo».
«¿No fumes esa mierda en mi portal!», le grita un vecino asomado a la ventana. Cristina está sentada en las escaleras del número 1 de la calle Cantera mientras chupa un filtro de platino e inhala el humo. «También estamos enganchados al ritual», admite. La preparación de la sustancia se rodea de una auténtica parafernalia: cuchara, papel albal, mechero, tijeras, amoniaco...
«No hay movimiento»
Cuando se anunció la apertura de una narcosala en Bailén, residentes de la zona protestaron sonoramente. Medio año después, algunos creen que el local «no es efectivo, no se nota, no hay movimiento. Si ahora mismo (son las doce del mediodía) me asomo al balcón que da a la ría, seguro que veo a dos o tres pinchándose en las escaleras. Los incidentes son continuos», comenta un inquilino del número 5. «Algunos se cuelan en los huecos que quedan bajo los muelles cuando baja la marea. Se quedan medio dormidos y cuando sube el agua les pilla. Es dramático», dice.
Las pasadas navidades, este vecino vio una escena «espeluznante». Un equipo sanitario empleó 40 minutos en reanimar a un toxicómano tirado en la calle. Eran las cuatro de la tarde, hora en la que la narcosala está abierta. Allí habría tenido asistencia inmediata, pero no fue. La pregunta que queda en el aire es: ¿por qué?
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